Retomamos la sección «Conoce a la persona detrás del directivo», un espacio en el que compartimos la experiencia de nuestros directivos para inspirarnos, conocer su historia y el camino que les ha llevado a ser líderes exitosos. Hoy hablamos con Juan Carlos Requena, socio fundador de Aquora Business Education.
Pregunta: ¿Qué hace especial o diferente a tu organización?
Respuesta: Según un estudio de Gartner, el 90% de las transformaciones digitales fallarán si no se aborda correctamente la base cultural. Evolucionar la cultura organizacional, integrando a las personas, los procesos y la tecnología con la estrategia, serán claves para llevar a cabo con éxito todo proceso de transformación.
En Aquora, llevamos diez años impulsando el cambio a través de una respuesta especializada en consultoría y formación. Diseñamos soluciones y servicios que dan respuesta a las necesidades de las empresas más exigentes. Con un enfoque práctico y transformacional, prestamos asesoramiento en todas las áreas funcionales, implantando soluciones rápidas y sencillas para diagnosticar la situación y elaborar el plan de acción adecuado a cada caso.
P: ¿Cuál fue tu primer trabajo?
R: Empecé muy joven trabajando en hostelería para pagarme mis estudios universitarios. Fue en un restaurante de la familia Carrión a la que siempre estaré agradecido. Mi paso por allí fue muy especial. Tener unos referentes como ellos donde las personas, los principios y los valores son lo más importante, ha marcado parte de lo que para mi ha sido, es y será siempre importante.
P: ¿Cuál es la decisión profesional o personal más valiente que has tomado en tu vida?
R: Ha habido varias. Mi lema es y será siempre ·”Cambiar va de Cambiar”. ¿Cómo lo aplico? No te quejes, si quieres algo, ve a por ello, aunque implique perder en el corto. Nos cuesta mucho cambiar, no hacemos más que quejarnos pero muchas veces no hacemos nada por miedo a “salir de la zona de confort” o eres tu el que cambia, o son otros los que lo hacen, y entonces, puede que no nos guste ese cambio.
En 1995 un accidente jugando a baloncesto me dejó en una silla de ruedas de la que afortunadamente pude salir. Un médico con demasiado “EGO” se conformó con el diagnóstico. Aprendí a no aceptar un NO, a buscar soluciones donde no las hay, a no dejarme llevar por la tragedia y a explorar más allá de mis límites.
En 2006 dejé la comodidad de una multinacional para la que llevaba trabajando once años para irme a Fundesem. Me estuve arrepintiendo varios meses. Luego fueron de los mejores años que he pasado profesionalmente. En 2007, un infarto me hizo darme cuenta de que no podemos posponer la cosas, de que mañana quizás sea tarde, de vivir cada día como si fuese el último y que vivir la vida intensamente, no significa ir corriendo a todas partes.
En 2013 llegó una nueva presidencia a Fundesem y nos despidieron sin apenas explicaciones. Decidí que era el momento de emprender y montar un nuevo proyecto. Algo de lo que no me arrepiento. En 2018 un golpe familiar que afortunadamente terminó bien me permitió ser consciente de lo que de verdad es importante en nuestras vidas. Aprendí a dar prioridad a los que tengo más cerca y dejar de perder el tiempo en aquello y con aquellos que no son importantes en mi vida y que nos roban la energía.
P: ¿Has tenido siempre claro tu objetivo profesional?
R: Siempre recordaré una clase de Carmen Torralvo, hace muchos años, que se llamaba “Plan de Vida Personal y Profesional” En ella, no solo definíamos nuestro objetivo, si no cada uno de los pasos que debíamos dar para alcanzarlo. Dibujarlo y ponerlo sobre papel me permitió ser consciente de lo que de verdad quería. Hoy se ha cumplido el 90% de lo que escribí.
Hasta ese momento, nunca tuve claro mi objetivo. Podía intuir lo que me apasionaba y lo que no, pero cuando descubres tu propósito y lo tienes claro, y vas a por él, todo cambia. Sobre el papel, todos sabemos dónde está el norte, pero sin una brújula, quizás no sepamos ubicarnos bien para ir hacia él.
P: ¿Qué cualidad consideras indispensable para liderar?
R: La humildad. Creo en un modelo de líder prescindible, en el que todo sigue funcionando, cuando no estás. Si trabajas con tu gente para empoderarla y desarrollarla, todo fluye.
En Silicon Valley, con modelos culturales diferentes, aprendí que un líder tiene que dedicar un 80% de su tiempo e su equipo, a formarlo, a hacerlo crecer y el 20% restante a negocio. Aquí, lo hacemos al revés. Impulsamos liderazgos basados en la persona, en el EGO, pero ¿qué pasa cuando no están?. La gente entra en las empresas por un proyecto, por un reto, y la mayoría se van por sus jefes.
P: ¿Cuál es el mejor consejo que alguien te ha dado?
R: Deja las cosas siempre mejor de como te las encontraste y trato de aplicarlo en el terreno profesional y en el personal.
«Cambiar va de Cambiar »
P: ¿Qué libro, podcast, canal de YouTube o contenido nos recomiendas?
R: “Conexión Monástica” de Albert Riba. “Martes con mi viejo profesor” de Mitch Albom. “El mundo amarillo” de Albert Espinosa.
P: ¿Qué personaje histórico te gustaría tener en tu equipo?
R: Hay muchos. Mi filosofía va de cuestionar. Cualquiera que se atreviera a hacer algo diferente. Siempre pongo el ejemplo de Dick Fosbury y como dejó a todos boquiabiertos al ser el primero en saltar de espaldas y lograr el oro. Solo cuando te atreves a hacer cosas diferentes, consigues cosas diferentes, pero eso pasa, a veces, por ser “el raro”.
P: Cuéntanos alguna vez que hayas metido la pata en el trabajo y qué lección aprendiste…
R: Siendo muy joven, me tocó dirigir una de las oficinas de Adecco en la provincia de Alicante. Se incorporó conmigo un chico también muy joven con muchas ganas de aprender y arrancamos el proyecto juntos. A pesar de que mi compañero era muy eficiente, mi propia juventud e inseguridad me obligaba a estar supervisando constantemente y revisando todo lo que hacía. Él se acostumbró a que yo revisará todo por lo que no se responsabilizaba del resultado final. Mientras estuvimos juntos, todo funcionó a la perfección. Cuando me destinaron a otra oficina, al poco tiempo, lo despidieron. Cometía demasiados errores.
Dirigir es educar, es enseñar a equivocarse, es permitir evolucionar a las personas y que asuman responsabilidades.
P: ¿Cuál crees que será la próxima revolución en tu sector?
R: No es lo que aprendes, es lo que haces con lo que aprendes. Por ahí deberán ir los tiros. Formación muy experiencial basada en ser capaz de aplicar lo aprendido. Aprendizaje constante basado en el <learnability> del que se habla mucho últimamente y que tiene que ver con avanzar al ritmo que lo hace el entorno con las nuevas exigencias de un mundo en constante transformación. Responder con rapidez a los cambios es algo que se puede trabajar, desarrollar y aprender.
Según el investigador José Antonio Marina, las personas que se están incorporando al mercado laboral tendrán que actualizar sus conocimientos y habilidades entre 10 y 14 veces a lo largo de su carrera. Ante este nuevo escenario entra en juego el concepto de learnability. Las empresas deberán ser capaces de modelar un sistema de aprendizaje constante que permita a las personas seguir aprendiendo a lo largo de su carrera.
Tenemos ejemplos en la provincia de Alicante muy claros que están apostando por este modelo de aprendizaje y que les está permitiendo generar innovación desde dentro y obtener así ventajas competitivas relevantes. Blinker o Energy Sistem son claros ejemplos de esto.